Aprender castellano sin abandonar el creole: Las iniciativas para ayudar a los haitianos a integrarse

Aprender castellano sin abandonar el creole: Las iniciativas para ayudar a los haitianos a integrarse

1 Jun, 2022

Representando un 12,5% de los migrantes en Chile, la comunidad haitiana ha asumido ese desafío desde que llegó al país, hace poco más de 10 años. No obstante, las improvisadas y urgentes labores de los intérpretes, intermediadores culturales o facilitadores de idioma han sido una estrategia esencial y multisectorial para permitir la comunicación con personas no hispanohablantes.

Noticia publicada por The Clinic el 01 de junio del 2022

En 2010 y a sus 17 años de edad Stanley Joseph arribó a Chile con la intención de alcanzar estudios superiores. Venía desde la comuna Los Cayos, ubicada al sur de Haití, “donde el futuro no era muy prometedor”, relata. En los últimos doce años Joseph ha llegado a dominar el español de manera fluida, casi nativa. Incluso, cuenta con una empresa que ofrece servicios de traducción al español de inglés, francés y creole. 

La migración desde Haití comenzó a aumentar ese año, tras el terremoto que devastó al país y cuyo epicentro se encontró a 15 kilómetros al sudoeste de Puerto Príncipe, la capital. Los destrozos provocados por el sismo de magnitud 5,9 en la escala de Ritcher aún persisten en la isla, la que se posiciona como la nación más pobre de América.

De acuerdo a los datos revelados por el Instituto Nacional de Estadísticas, de los 1.462.103 residentes extranjeros en el país, el 12,5% de ellos tienen nacionalidad haitiana. Los demás grupos migrantes, provenientes de Venezuela (30,7%), Perú (16,3%, Colombia (11,4%) y Bolivia (8,5%) son todos de habla castellana.

“Hay muchas cosas hoy en las instituciones estatales que antes no estaban. Por ejemplo, hoy en día la página de Extranjería tiene la opción de traducirse a creole. En el BancoEstado, también puedes cambiar la bandera del idioma por la haitiana. Esas cosas no existían cuando yo llegué. El creole es un idioma como tal y no un dialecto. La  gente suele confundirlo y tratan de disminuir nuestra lengua haitiana», agrega Joseph.

Las adecuaciones en servicios de Salud

Luego de visitar la Embajada de Haití para tener sus papeles en orden, Stanley Joseph se inscribió en un liceo para extranjeros en Quilicura y luego de un año se graduó de IV Medio. Su siguiente objetivo era estudiar para ser Técnico Informático, por lo que postuló y quedó en el Instituto Profesional de Chile (IP Chile). “Durante todo ese tiempo aprendí español por mi cuenta; compraba y leía diccionarios en español, escuchaba música, veía televisión, esforzándome y hablando, así fue cómo aprendí”, detalla. 

Actualmente un traductor de creole gana 300 mil pesos aproximadamente, de acuerdo a lo que explica Joseph. “Nadie vive con eso. Entonces, tampoco hay un incentivo para que las personas se dediquen a ese oficio. En mi caso, trabajo en varios lugares y en varias cosas». Una de ellas fue como facilitador de idiomas en un Cesfam en Recoleta.

“Ahí me di cuenta de que la mayoría de los problemas ocurrían cuando no había un traductor, porque esas personas que no hablaban español quedaban en un limbo. Nadie las atendía, no sabían cómo. Además, no podían entender las recetas y prescripciones de los remedios que les entregaba el médico”, narra. 

Frente a este escenario, desde la Subsecretaría de Redes Asistenciales declaran que a partir de 2017 se consolidó el Programa de Acceso a la Atención de Salud de Personas Migrantes. La iniciativa ha considerado la inclusión de Facilitadores Interculturales (FI) en centros de atención primaria y hospitales ubicados en comunas con mayor densidad de población migrante vulnerable. 

De acuerdo al último catastro realizado en 2019 (dado que el levantamiento de información fue suspendido debido a la pandemia en 2020 y 2021), existen un total de 104 FI en todo el país y el 90% de ellos no es de origen haitiano. Desde el organismo anticipan una actualización del catastro para el segundo semestre de este año.

“Como Gobierno y como Ministerio de Salud estamos comprometidos con la garantía irrestricta de los derechos humanos, y eso incluye por supuesto, el derecho al acceso a la salud para todas y todos. Es por eso que estamos trabajando en reducir la brecha que existe de facilitadores con el fin de cubrir toda la red, tanto en la Atención Primaria como en los hospitales, y no sólo para personas migrantes, sino también para personas de pueblos originarios, con respeto e integración de su cultura y cosmovisión en las atenciones de salud”, establece el Subsecretario de Redes Asistenciales, Fernando Araos. 

El rol de la Educación 

En términos de educación, Joseph considera que “siempre será beneficioso para un niño recibir educación en dos idiomas”. Sin embargo, aún no existe una política uniforme sobre cómo incentivar la inclusión lingüística y la de alumnos que no hablan castellano. 

Desde el Ministerio de Educación (Mineduc) recalcan que se han desarrollado 64 proyectos educativos que promueven la inclusión de estudiantes extranjeros. También, destacan la formación de Monitores para la Enseñanza de la Segunda Lengua, a través de cursos especializados los cuales comenzaron a impartirse en 2019. Este año serán 25 los monitores que apoyarán a 59 establecimientos educacionales que declaran tener estudiantes extranjeros que no saben hablar o escribir español.

Paralelamente a los proyectos anteriores, “se ha formado a distintas comunidades educativas de las tres regiones del país con la más alta concentración de estudiantes no hispanohablantes, y se entregó al sistema escolar una Guía Metodológica para la Comunicación Intercultural. Como este es un tema relevante para nosotros, una de las líneas de trabajo del Plan de Reactivación de Aprendizajes es dar continuidad a la formación de comunidades educativas en la enseñanza del español como segunda lengua”, establece la Jefa División de Educación General (DEG), Daniela Eroles.

Sin embargo, para el académico de la Universidad de Las Américas y Director del Grupo Interdisciplinario de Investigación y Transformación Educativa (GRÏNTE), Felipe Jiménez, la situación nacional en este sentido es “regular”, ya que “los estudiantes no castellano hablantes solo logran expresarse en un nivel comunicativo, para pedir ir al baño por ejemplo, y eso no es suficiente”. 

El investigador afirma que, dado que no existe una directriz clara respecto a qué hacer frente a la diversidad lingüística, las escuelas han tenido que responder de manera autodidacta frente a estas situaciones. Así, reconoce tres tipos de iniciativas: «Hay escuelas que han incorporado a mediadores interculturales o facilitadores lingüísticos que han apoyado dentro del aula la traducción de las clases que desarrollan los profesores para ayudar a aquellos alumnos que no hablaban español”. 

Otra de ellas han sido las denominadas Aulas de Acogida, “donde una profesora de nacionalidad haitiana sacaba a algunos alumnos que  no manejaban el idioma y los llevaba a otra sala y les hacía clases de español”. Y, por último, Jiménez menciona las Comunidades de Aprendizaje, “que en principio se basan en grupos interactivos. Es decir, un aula se divide en grupos heterogéneos y éstos van pasando por diferentes estaciones con diferentes actividades, como lectura, escritura, etc. La apuesta es que esta metodología facilite a adultos y menores a aprender más rápido». 

Las reacciones desde el sector del Trabajo

A pesar de que nunca había estudiado Traducción y de que tampoco había terminado sus estudios como Técnico Informático aún, en 2015 Joseph consiguió un empleo en esa área en el Ministerio Público. Así, mientras vivía en Santiago viajaba reiteradamente a Rancagua para ejercer su labor como intérprete para juicios y audiencias.

Fue en ese momento que el joven conoció los problemas que existían en el ámbito laboral cuando los empleados extranjeros no se pueden comunicar con sus pares o no comprenden las instrucciones de sus jefes. Dice que, por lo menos, hoy existen avances: los reglamentos y normativas empresariales están traducidos al creole. 

Si bien Joseph hoy se alegra de que la lista de comunas que pertenecen al Sello Migrante ha crecido, aún considera que hay mucho por resolver. Esta es una certificación que se le otorga a aquellos municipios que se comprometen a cumplir las acciones necesarias para promover y atender la migración en su territorio. Entre ellas, se encuentra la entrega de información relevante clara y en el idioma pertinente. 

Por otro lado, desde el Ministerio del Trabajo y Previsión Social declaran que estas iniciativas de inclusión lingüística dependen del momento y de la organización, ya que no son necesarias dado que los migrantes que no hablan español ya tendrían redes suficientes que los ayudarían a traducir la información. En los casos de migrantes haitianos que estén recién llegando a Chile la Dirección del Trabajo cuenta con folletería en creole, hasta la fecha. 

Asimismo, también se está implementando un piloto en las oficinas del Servicio Nacional de Capacitación y Empleo (SENCE) donde se instaura un tótem con derivación a un funcionario que habla creole. Si bien el servicio de interpretación no está suspendido, ya no sería una estrategia fundamental pues los solicitantes ya tendrían un entendimiento mucho más acabado del español.

ONGs y organizaciones religiosas

“Las organizaciones religiosas de las que participa la comunidad haitiana, como también las ONG, han aportado mucho a la integración lingüística, porque son éstos espacios de participación que facilitan la cohesión al interior del colectivo y la socialización con personas de otras nacionalidades, especialmente en una primera etapa. Además, estas organizaciones cuentan con credibilidad y favorecen el contacto social, por lo que pueden actuar como facilitadores en los procesos de inclusión social y lingüística, tarea que no está asumiendo el Estado el día de hoy de manera coordinada”, expresa Daniela Poblete Godoy, docente de la Universidad Austral de Chile y becaria de la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo de Chile (ANID Chile). 

Son diversos proyectos de fundaciones laicas y religiosas han liderado la inclusión lingüística para la comunidad haitiana durante los últimos años. Una de ellas es la Fundación FRE, agrupación de acogida y promoción de personas migrantes establecida en el barrio Yungay. La organización entrega información práctica en su sitio de Facebook, como gráficas explicativas sobre el funcionamiento del Fondo Nacional de Salud (FONASA) traducidas al creole.  

También cuenta con intérpretes culturales que facilitan la comunicación e integración de personas que no hablan español. “La Fundación está llevada por voluntarios laicos y laicas”, explica el Padre Álvaro Chordi, vicepresidente de la agrupación, “quienes ayudan a organizar la esperanza entre las personas del barrio que llegan hasta aquí buscando ayuda”. 

Asimismo, la plataforma del Servicio Jesuita Migrante, Migración en Chile, ofrece la Red de Cursos en Español desde agosto de 2019. Esta iniciativa busca entregar clases georreferenciadas a personas no hispanohablantes en Chile, entregando contenidos que fomenten la cooperación entre los alumnos.

No obstante, la experta pone énfasis en que las iniciativas privadas no son suficientes para satisfacer la necesidad de instancias de inclusión lingüística en el país. “Esto no significa que la autogestión o la auto-organización estén de más, lo que pasa es que no hay una articulación programática con bases comunes que se orienten a la inclusión social al largo plazo, ni tampoco una distribución a nivel nacional de los servicios que garanticen el aprendizaje idiomático, la traducción y la interpretación, así como el reconocimiento y la valoración plural de las lenguas».Noticia original: https://www.theclinic.cl/2022/06/01/aprender-castellano-sin-abandonar-el-creole-las-iniciativas-para-ayudar-a-los-haitianos-a-integrarse/

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